Advertencia: Si vas a ver Coco este fin de semana (y sugerimos enormemente que lo hagas) necesitarás llevar contigo una caja entera de Kleenex.
La nueva entrega de Disney y Pixar titulada Coco, está basada en la tradición mexicana del Día de los Muertos, y nos cuenta la historia de Miguel un niño amante de la música que se encuentra con la oposición de su familia entera a ser músico debido a un incidente que sucedió años antes de que naciera.
Cuando Miguel decide enfrentarse a su familia con tal de perseguir su sueño, él y su perro xoloitzcuintle son transportados a la tierra de los muertos, dónde descubre que efectivamente la tradición mexicana no es un mito, sino que en realidad cada 2 de noviembre los familiares que se encuentran en ‘el más allá’ viajan a la tierra de los vivos para reunirse con sus familias.
Es justo ahí donde Miguel nos lleva a un viaje emocional tan profundo y tremendo como nunca lo habíamos experimentado en una película de Pixar, y vaya que si ha habido trabajos por parte de la compañía que nos han llevado al borde de las lagrimas, créanos que no ha habido jamás ninguno como este.
La historia no podría estar mejor fundamentada, la raíz de la cultura mexicana no podría estar mejor representada, desde pequeños detalles como ‘los golpes con la chancla’ hasta la estructura general de una familia mexicana convencional y los valores que los rodean.
Pero sobre todo, la narrativa no podría estar mejor establecida frente a nosotros, desde el principio hasta el final, la película nos lleva de subida emocionalmente, sin retroceder ni un sólo momento, hasta el último instante dónde logran darnos en lo más profundo de nuestros sentimientos.
Además de esto, la ejecución de Pixar (como ya es costumbre) es impecable, el espectáculo visual que nos presentan durante 109 minutos es un absoluto banquete para los sentidos, desde una paleta sumamente colorida (¡México, yay!) hasta un diseño de personajes adorables.
No importa tu edad, esta es una película que todos debemos ver, sin falta, porque si no, se estarán perdiendo de la (posiblemente) mayor hazaña de Pixar hasta la fecha.