Incluso a consideración propia, Thomas Webb (Callum Turner) es un chico cualquiera, con una vida neoyorquina ordinaria que consiste en perseguir a una chica que no le corresponde.
Pero un buen día, en plena rutina, un misterioso individuo es introducido en su vida, y es así como entra pláticas acerca de su vida y reflexiones introspectivas, W.F. Gerald (Jeff Bridges) ayuda a Thomas a adentrarse en una vida más interesante, en la que de alguna manera él y su padre terminan compartiendo amante.
Pero es justo el final lo que nos dejó un excelente sabor de boca, pues le da un cierre bastante satisfactorio.
Aunque la ejecución no es perfecta, la narrativa es bastante entretenida y definitivamente vale la pena si sólo buscan una excelente excusa de distracción.