Tame Impala entrega glorioso set como headliners de Coachella.
Cuando Tame Impala subió al escenario para su actuación en Coachella este pasado sábado por la noche, una sensación de emoción llenó el aire. El grupo australiano se ha convertido en un elogio universal por su amplia producción visual en vivo, y esta sería la cuarta vez que se presentan en Coachella en una misma década, pasando de ser parte de los grupos en letras pequeñas en el cartel, hasta convertirse en headliners del festival.
El set se llenó luces láser muy brillantes, que jugaban un excelente juego con la armoniosa música de Tame Impala. Sin embargo, lo sorprendente fue la poca nueva música que presentaron, sólo sus dos nuevos sencillos: Patience y Borderline.
De lo contrario, el set se llenó con el mismo material que ha inundado sus shows en los años posteriores a Currents de 2015. Por lo tanto, fue un poco decepcionante que no hubiera mucha ventaja en ese sentido. Sin embargo, para su crédito, más o menos se convirtieron en el recurso de la noche del sábado cuando dos de los grandes artistas de Coachella se retiraron en el último minuto en diciembre, dejando el festival con las manos atadas.
En ese sentido, Tame Impala hizo más que suficiente para llenar ese vacío empapando a la multitud con sus visuales de LSD y la multitud respondió demostrando el por qué la agrupación es de las favoritas de todo Coachella.
